martes, 20 de marzo de 2012

Efluvio

¡y ha vuelto a aparecer pálida!
-¿quién?—Abadón
son tus huesudas manos
arañando mis pies…

Mírame desquiciado y putrefacto
escatológica penumbras
pulmones deshidratados
mentes teatrales abstractas

llantos, laberintos de juegos
esqueletos danzantes de invierno
los cerdos bailan alrededor de fuego
son una ofrenda a las diosas del mar eterno

tu rostro era el viento tu hijo el fuego
tu padre la escoria de los tiempos
los cerdos bailan expresando su tormento
son una ofrenda a los dioses del sol materno

ruinas olvidadas del terror
desoladas llanuras de horror
una salamandra golpeó como una fiera
y me llamó hijo de perra

soy el hijo rebelde que incineraste
bajo cavernas y hielos ardientes
nubes grises procrean árboles
árboles enredados que recorren
la lluvia de fuegos

soy una sobredosis de locura
soy quien envenena tus quemaduras
soy la dulzura que ayer olvidaste
y que hoy recordaste

¿Y ahora qué pasara?
-no lo se…— ¡un duelo y nada más!
comeré tus fetos y jalare de las piernas
y te enviare a la horca de una realidad alterna